INFORME DE INTEGRACIÓN DE TEORÍA Y PRÁCTICA

Uno de los contenidos teóricos que más me llamó la atención fue sin duda la evaluación. Conocer las diferentes maneras que los/as educadores/as han llevado a la práctica a lo largo del siglo XX y comienzos del actual, me ha servido para dar más importancia a la evaluación cualitativa. En ella se avalúan no sólo conocimientos de la materia impartida, mediante pruebas finales, sino que permite evaluar diversos factores, como por ejemplo:
  • Actitudes del alumnado evaluables a través de observaciones sistemáticas.
  • Lo procedimientos evaluables mediante actividades abiertas.
  • Normas y valores.
La evaluación continua y exhaustiva de los comportamientos y los conocimientos adquiridos conllevan a una evaluación más justa y más acorde a los objetivos del aprendizaje, proporcionando al docente multitud de información complementaria para realizar mejor su trabajo (revisión de planificaciones, información para posibles reuniones con padres/madres, etc) y guiando a los/as estudiantes en su aprendizaje. Es un proceso más lento y complejo que la evaluación final única, pero como ya hemos dicho tiene multitud de ventajas en el proceso enseñar-aprender y en la práctica docente.

El hecho de evaluar de esta forma requiere de una planificación previa considerable: criterios de evaluación, instrumentos de evaluación, evaluación sumativa... un sin fin de material didáctico y pautas que sirven de guía para una evaluación coherente con los objetivos del aprendizaje; objetivos cada vez más competenciales derivados de un currículum más global e interdisciplinario. Un currículum, a mi modo de ver, más eficiente y completo (aunque abarque demasiados contenidos) el cual intenta crear futuros/as personas con diversos fines o metas, que sepan buscar información, que puedan ser críticos con lo que les rodea, que se sepan organizarse...

Aparte de una gran planificación, también requiere de una puesta en práctica notable: explicación al alumnado de toda esta serie de pautas/criterios, corrección de dichas pruebas... y realización de diversas actividades con el fin de evaluar (realización de informes prácticos, ).

En este misma línea, una de las actividades utilizadas para la evaluación que más se abordó en el máster fue la autoevaluación y la coevaluación. Esta actividad es una forma de evaluar donde el docente debe de dirigir el proceso de evaluación, pero no evaluar, ya que esta acción corre a cargo del propio alumno/a (autoevaluación) o de sus compañeros (coevaluación). Así, no sólo proporciona la información necesaria al docente la cual le permitirá evaluar globalmente a cada alumno/a, sino que ayuda al/a la alumno/a en su proceso de aprendizaje, ya que éste/a es el/la único/a que puede corregir sus propios errores.  Hemos optado por unir estos dos conceptos teóricos ya que, en nuestras clases, siempre han sido utilizados al mismo tiempo, mediante la entrega de material didáctico (un par de hojas) con una serie de indicadores o pautas los cuales sirviesen de guía en el proceso de evaluación.


Dicho recurso fue llevado a la práctica exclusivamente en actividades de grupo: los/as alumnos/as separados previamente por grupos heterogéneos, exponían un producto final o una resolución de un problema. Los compañeros evaluaban la exposición/resolución y ellos mismos se autoevaluaban como grupo.  Dicha evaluación fue curiosa, ya que, no difería mucho de la evaluación que nosotros (mi compañero de prácticas y yo) habíamos otorgado a la misma exposición/resolución; por ello podemos asegurar que esta actividad ayuda al alumnado en su aprendizaje. Ellos/as mismos/as se evaluaban, por ejemplo, con notas mínimas cuando no habían contribuido en el trabajo cooperativo o el trabajo final no era el esperado. Por lo tanto, el alumnado fue consciente en todo momento de lo que hacía bien o mal, puntuando coherentemente y críticamente tanto las exposiciones/resoluciones de los compañeros/as como su trabajo en equipo. 


Hay que decir que no se realizó dicha actividad para evaluar conjuntamente ninguna prueba escrita, como por ejemplo exámenes o entregas de ejercicios. Es una actividad que nos hubiese gustado realizar, pero no se pudo llevar a la práctica por problemas de tiempo ya que en las 9-10 sesiones que constituyen una unidad didáctica no se puede llevar a la práctica todas los recursos que hemos  aprendido en el máster.

Este recurso utilizado tiene dos funciones: por un lado, pretende evaluar al/a la alumno/a, y por otro lado, le sirve al alumnado como autoregulación, otro de los conceptos teóricos tratados a lo largo del curso. Estas acciones/actividades llevadas a la práctica en el aula, ayudan al alumnado en su propio proceso de aprendizaje .


Una de las acciones más idóneas para que el alumnado sepa autoregularse, es variar la metodología empleada para enseñar ciencias. La diversidad en el aula conlleva a que determinados/as alumnos/as desarrollen mejores aptitudes frente a determinados sistemas de aprendizaje (experiencia, laboratorio, apuntes, libro de texto, etc). De de facilitarse que el alumnado perciba que sistema es el más adecuado, para poder utilizarlo cuando le sea posible, o prestar más atención cuando el sistema no es el más apropiado. Esta variación en la metodología desarrolla en el alumnado la competencia "aprender a aprender".


Aparte de variar la metodología, podemos incluir en nuestra docencia multitud de herramientas que desarrolle mejor la autoregulación, como por ejemplo bases de orientación o clases de síntesis (con la elaboración de mapas conceptuales, V de Gowin o esquemas, resúmenes... o simplemente actividades conjuntas donde se pongan en común conceptos o objetivos). Esos recursos ayudan al alumnado a la asimilación y acomodación de conocimiento.


Todas las actividades de este tipo realizadas en el aula fueron muy idóneas para conocer la evolución de los/as alumnos/as, que conocimientos iban asimilando y cuales no, para realizar posibles cambios en la secuencia didáctica. La realización de estas actividades también reforzó el aprendizaje de alumnos/as que procesaban la información más lentamente, o no habían acabado de entender los objetivos. Como nos sucedió con la co&autoevaluación, tampoco pudimos realizar muchas actividades de este tipo, basándose toda nuestra experiencia en un par de sesiones que consistieron en la puesta en común de las sesiones realizadas en las anteriores clases, aclarando los conceptos básicos y los objetivos que pretendíamos conseguir en cada sesión.